junio 21, 2010

1. Cuervos de la menopausia

¿Cuál es el problema de que el corazón nos abandone en el mar o que corra hacia el otro lado de nuestro inconsciente? Yo cargo la cruz de los días robados por los manuscritos y los diablos. Cuántas parodias al alma de los niños juegan en los juzgados. Tengo ganas de tomar un whisky con la muerte y escupírselo. Porque nada es más limpio que el dinero quemado con la baba de los ángeles y el amor tiene siempre las luces abiertas para cualquier abuelo del odio.
Tanta rabia en los huesos del río y los peces se comen el sol que no da naranjas. Yo los veo a los pájaros vistiendo a la luna de sexo y arañando a las víboras que sufren por arrastrar su viento hacia el sillón de los palacios. No hay nada en el conjunto. Todos deberíamos salir a pescar del otro lado del cielo. Me queda una forma de nacer y otra de morir que no la quiero gritar en secreto. Sepan sofistas de los puentes llenos de lágrimas: son cenizas sus pinturas de rock. No las cuelguen en los prados ni en los cementerios ni se la obliguen como caravanas a las niñas que pretenden ser sirenas. Porque la belleza no tiene un calibre en fiebre detrás de su continente, ni una carga de humo sobre la piel. Mucho menos la tiene sobre la columna de insectos que sostiene desde la falange a la noche. El mundo vino a acariciar su cristal como a la lengua de un mamut en celo. Quiero sus yeguas, sus amígdalas. Quiero que no miren más las uñas para jurar. Quiero que no confundan los bosques con la lágrima, las pesadillas con las hojas del sur, el amor con el amor. Sepan lo hoy: el cuerpo nunca fue a cenar con su silueta, ni la lluvia detuvo su arena sobre los árboles, su locura sobre los pájaros, su nido sobre la historia de los nidos. Habrá que empezar por creer en cada flor, desafiar las mentiras que agujaron en los labios de los ciervos, en las cuevas de mariposas, en la corteza de las guitarras.
Hay un final recién nacido en la bandeja que lleva la muerte. Son las manzanas desde el azul del dolor. Porque todos segregamos para criar luciérnagas, para sanar suelas de alquitrán. Gracias pez por acostarte en el cieno hacia el cielo. Gracias tripa por el hambre de los gusanos. Gracias larva bemol por el vuelo de tu huevo. Gracias cuervos de la menopausia. Gracias pasado del nunca y tu cajón.

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