julio 20, 2012

¿Qué se muere de entierro? JORGE MERETTA (1940-2012)

La muerte es un detalle. Inevitablemente me surge este aforismo onettiano frente a la pérdida física de uno de los más grandes creadores vernáculos del último decalustro. Y enfatizo que la pérdida es solamente física, porque Jorge Meretta, además de su entrañable recuerdo, ha dejado una obra sólida, vastísima, que aun siquiera ha sido sopesada con justicia en la palestra literaria. Jorge Meretta fue un creador polifacético, portador de una voz acrisolada en el continuo de una obra tan vasta -más de una setentena de títulos entre libros y plaquettes- y de pasajes tan refinados, que cualquier antología de la poesía uruguaya debería necesariamente incluirlo. Desatender la poesía de Meretta es desoír una de las expresiones de mayor sensibilidad artística de los últimos tiempos. Como sonetista, tal vez no se encuentren referentes así desde la ausencia de Álvaro Figueredo, Juan Cunha o Concepción Silva Bélinzon, por citar algunos de los autores que hicieron culto de la forma endecasílaba. La poesía de Jorge Meretta aborda los temas universales de las tradiciones con un marcado carácter existencialista. Sin desprenderse de las raíces clásicas , su poesía es a la vez moderna. Dialoga transversalmente con las distintas vanguardias, y no obstante, es auténtica, vital, personalísima. Meretta decía, las vanguardias serán las retaguardias del mañana. Por eso, su búsqueda es la de una sensibilidad renovada (así decía citando a Vallejo) haciéndose valer del arsenal clásico y de la multiplicidad de lecturas. Se trata de una poesía por momentos erótica, por momentos desoladora, por momentos ensimismante, pero sobre todo, una poesía que se presenta ante el drama existencial como un posible asidero de acogimiento. Entrar en la poética meretteana es abrir la puerta hacia un misterio tan exquisitamente concertado, que ni siquiera el autor debe haber tenido entera conciencia del constructo de belleza universal que estaba pergeñado. Leer a Meretta es por momentos entrar en un laberinto, en un laberinto clave. El lector avanza en un poema y, de pronto, se encuentra en un punto sin soluciones lógicas. La sensación es la de haber avanzado inocentemente hacia una emboscada; la de haber entrado por la puerta del sentido a un sinsentido aparente; un metasentido; la impresión de hallarse en una trampa epistemológica. O simplemente, la de verse deslumbrado frente al misterio. En cierto momento, conversando sobre esto, me dijo: El problema es estar entre las palabras para llegar a ese enigma. Algunos poemas muestran, a la manera de un símbolo urbórico, esa delicada unión de los extremos, construyendo un corpus donde las primeras palabras luego reaparecen -y no redundan- en el remate de la obra: La palabra vil, por ejemplo / me cae a violín partido al medio / porque hay sonidos que debieran / cuidarse de contexto de lenguaje, / de fonemas y alófonos / que un día puedan / salvar al violín de la palabra. Es que en Meretta, hay una preocupación formal sobresaliente. Además de la rítmica interna, hay un manejo preciso de las zonas de tensión -a la manera de una estructura narrativa- donde el autor es notoriamente consciente, por ejemplo, de la importancia del desenlace. Meretta se destaca por el carácter sentencioso, y a la misma vez abierto, de mucho de los finales de sus textos. Por ejemplo, el poema VII de Laberinto Clave: También debería nombrarte / con un paso tardío / como en aquel patio perdido / a la deriva por tu piel; / sólo allí, como ayer, / sigues desnuda: / brillan tus hombros, arde tu cintura. / Sí, debería llamarte otra vez / o dejaría un hueco vacío para siempre, / un desamparo sin consuelo y unos claros cabellos. / Pero olvido hasta tu nombre para que nada te cubra. O el poema IX de Escrito en Casa: Me he tumbado en la cama y eso es todo. / Fumo esperando a nadie si esperar / es escuchar cómo un reloj martilla / sobre el clavo del tiempo. Me desnudo / Regreso hasta mi cuerpo. Estoy mirándome / a los pies que reposan como piedras caídas en el charco de la noche. / Quiero dormir y fumo. Tengo frío. / Tiro de mí. Recojo mis cobijas. / Y me cubro de toda transparencia. Del libro Trazas, el poema V: La niebla es la hoja de este día / donde quisiera escribir un árbol / Pero las ramas son miopes / un estorbo del verde / en un tronco arrugado del papel. / Sólo un pájaro se salva del decirse. La composición en Meretta tiene un gran sentido de orden. La sucesión de fonemas está orquestada bajo tal concepto de equilibrio, que pareciese existir en el poeta un dominio magistral del lastre de cada palabra sobre el sopeso general de la obra. Nada es indeliberado, sino producto de la rigurosidad y de cierta obsesión estética. Por otro lado, hay un Meretta aporístico, que entreteje en los límites del lenguaje; un Meretta que aprieta y deshuesa la palabra interpelando su sentido: del poema A caballo: Gasto la piel / rascándome / a espaldas de mis uñas, o en Del blanco: Padre: sólo el mirar / del no ver lo que se mira / es ojo; o de El pozo: Cavo un pozo / y escarbo sin llegar al pozo/ el escondite del vacío; o del libro Basta, el poema IV: por una grieta / el tiempo escapa de una pared / Nadie puede saber cómo lo hace, cómo puede dejar a una pared tan sola / y no ser la grieta en la pared del tiempo. La poesía de Jorge Meretta tiene una médula rítmica, musical, que quizá tenga parte de su explicación en un oído cultivado por el jazz. Meretta, como un rasgo más de su singularidad, fue ejecutante de vibráfono. Pero su carácter polifacético se extiende en múltiples actividades. Durante cinco años fue panelista del programa De puño y letra que emitió cx 26 Radio Sodre. Fue, además, un intervencionista editorial, habiendo participado en cada una de las tapas de sus libros, muchas de ellas bajo la estampa de otra de sus aficiones: la fotografía. Jorge Meretta, además de fotógrafo, integró la presidencia del Fotoclub del Uruguay. Incluso ha incursionado en cine como director y guionista del cortometraje Muñeca rota. Y todo esto sin desatender su profesión de odontólogo que le valió integrar el profesorado de la Facultad de Odontología de la Universidad de la República. Pero la calidad literaria de Meretta no es algo que se rastree recién en su producción más avanzada. Vale decir, no sólo es el Jorge Meretta mayor de treinta años el que registra un nivel poético valioso. A los dieciocho años de edad, al publicar Ufanía del sueño, ya nos encontramos con un poeta importante. Del soneto Por la eternidad de tu imagen: Dime donde está el mármol o el granito / que perdure la sabia de tu albura / y el cincel que burile tu figura / para plasmarte eterna como un grito. Lo que sigue a Ufanía del sueño (1958) es Isla en el Alba (1961), Ocho poemas de amor (1962), Texto del Día (1962) Oda a Batlle (1963) Amor casi del Mar (1963), El agua innumerable (1963), La otra mejilla (1964), El innacido (1965), Diamor (1977), Canto a Malvín (1977), Por estos días (1979), Alusiones (1979), Ocho Poemas (1970), Viaje personal (1983), Última Voluntad (1989), Identidades y Retratos (1990), 2 Poemas, Pablo Aguiar (1991), Memoria corporal (1991), Todo el adiós (1992), Teolograma (1993), Laberinto Clave (1994), Siesta de Dios (1994), El Ángel del Silencio (1994), Intervalos (1994), Escrito en casa (1995), Memorial y Noticias (1996), Contraluz (1996), Postales y Ceremonias (1997), Memoria del Insomnio (1997), Tanto mundo (1997), El casco y la espada (1998), Ritual de la Palabra (1998), Quince Poemas (1998), Escrito a oscuras (1999), Señal del acertijo (1999), El pasajero (1999), El sobrante del humo (1999), Los alfabetos del fuego (2000), El sobrante del humo. Antología (2000), El relámpago y el círculo (2001), Cambios de sitio (2001), Emboscada de piedra (2002), Cosas de casa (2002), Código Mayor (2002), Nocturno escrito en Jaureguiberry (2002), Botellas y sobremodos (2003), Reliquias del relámpago y otros poemas (2003), ávese (2003), Propiedad privada (2003), El cazador de lluvias (2004), doce poemas (2004), Posdatas (2004), Cierre de cuentas (2005), Palabras cantadas (2005), El escondite es el cielo (2005), El mar Siguiente (2006), Código Mayor. Antología. (2006), Sin domicilio conocido (2007), después de las puertas (2007), Obra selecta (Ed. Biblioteca Nacional, 2008), Trazas (2008), debo/decir (2008), después de todo (2009), Trío (2009), Basta (2009), Dicho a dos plumas (2010), Los espejos del fuego (2010). Esto suma 68 títulos, y tengo la certeza, porque he visto y no registrado, que hay incluso más títulos publicados. Pero, lo cierto, es que ni siquiera Meretta sabía esto. Jorge se ha desprendido físicamente de más de la mitad de sus libros y en el archivo de la Biblioteca Nacional tampoco se encuentra la totalidad. En este sentido, le debo a Gerardo Ciancio, o como él llamaba, a su meretteca, el conocimiento de gran parte de su obra. En las diferentes antologías y artículos sobre el escritor se habla de una treintena de títulos editados. Incansablemente se repite este error. Pareciese que los críticos se valieran de la información de otro en vez de ir a la primera fuente. Así sucesivamente. Algo que llama la atención, es que Meretta no proviene de una familia ilustrada o instruida dentro del plano artístico. Su padre, Juan Pedro Meretta, registraba los cuadernos contables de la empresa textil Campomar & Soulas, y su madre, María Dolores Pomodoro, era un ama de casa dedicada a las labores domésticas. La primera vinculación de Meretta con la poesía fue a través de su tío, Santiago Pomodoro, que una vez le hizo llegar los sonetos de Julio Herrera y Reissig. Misteriosamente ahí surge un idilio, entre él y la poesía, como si ambos se atrajesen desde tiempos inmemoriales. Si se puede hablar de ser poeta de raza, sin dudas, Meretta lo fue. Jorge Meretta ha sido refractario de los círculos literarios, quizá porque su vocación no fue otra que la de escribir. Pero lo que resulta sorprendente, por decirlo de una forma eufemística, es el escaso conocimiento que hay de su obra y la falta de atención o indiferencia que demuestra la crítica literaria vernácula (siempre existe riesgo de estatuto frente a la exposición de los disidentes del status quo). Recién a fines de la década del noventa se le prestó cierta atención. Era inevitable; en esos años Meretta se había llevado prácticamente todos los premios otorgados por el Ministerio de Educación y Cultura de nuestro país (1992, 1993, 1994, 1997, 1998, 1999), así como el Premio Internacional La porte des Poètes (Francia, 1998). En 2008 la Biblioteca Nacional publicó su Obra Selecta y en 20 10 fue considerado por la Academia Nacional de Letras como uno de los mejores poetas uruguayos vivos. Sin embargo, su nombre siguió faltando en muchas antologías de autores, más allá de que críticos como Gerardo Ciancio, Hebert Benitez Pezzolano, Rafael Courtoisie o el ya fallecido Hugo Emilio Pedemonte, lo hayan señalado como un poeta fundamental. Sus libros, por supuesto, prácticamente no se difundieron ni, en consecuencia, se vendieron. El paisaje de los últimos años de Meretta ha sido desolador. He sido - no me place en absoluto jactarme de esto- testigo como nadie de su abandono. Salvador Puig fue de los pocos que timó la soledad del cuarto piso de la calle Garibaldi. Ya cuando yo lo conocí, Salvador no estaba entre nosotros, y no es un juego de palabras aunque parezca; yo no fui a salvar a nadie. Me acerqué a Jorge con la más honda admiración, y el tiempo y ciertos vientos a favor, nos convirtieron en amigos entrañables. Lo acompañé como pude, lo ayudé como pude, lo difundí como pude; siempre un hombre puede cuando la entraña aprieta. Pero siempre van a quedar cortas y pretensiosas las palabras cuando se trata de hablar de la amistad. Lo que siguió a Garibaldi fue el sanatorio médico Villa Carmen y luego un residencial que nunca fue su residencia. Ya no esperaba otra cosa que la muerte. Me lo dijo y respondí jorobándolo: eso no es un problema: se resuelve solo. El 28 de junio de 2012 organicé un homenaje a Meretta, donde presenté por primera vez el documental Jorge Meretta. La magia evolucionada. Fue una noche de lluvia y de ausencias. Había invitado a ciento de personas; fuimos cinco. Finalmente no hubo discursos ni ceremonias (también había faltado uno de los disertantes ), pero Jorge igual se notó feliz y miramos en silencio la película. Sé que hubo un pequeño homenaje a Jorge después de fallecido. Sé que reunió gente. Decir lo que pienso de ello por este medio sería recurrir a un eufemismo. En los últimos años, Jorge había rejuvenecido tanto que parecía ir a contramarcha del tiempo. Sin embargo, como una premonición, la última vez que conversamos me dijo "Me queda poco". A la semana, el 7 de julio de 2012, me llamó Eliana, su hija, mi amiga: "papá y mamá tuvieron un accidente". Al día siguiente Jorge ya no estaba entre nosotros. No quiero hablar de ese dolor. Respecto a su obra, es inexorable - imposible decir inminente- que exista un revisión; en todos los casos, el tiempo es soberano. O, para decirlo en Meretta, durar sólo es domino de los dioses. Porque, acaso, ¿Qué se muere de entierro / ¿Qué se entierra de un muerto? Un día sentados en un banco me dijo "El tiempo es como el viento; lo liviano se lo lleva" Él sabía algo que Selva Casal (otra gran creadora que merece más atención), había anticipado en su poesía: ya hay el reposo necesario para perdurar. Es que Jorge Meretta, véase o no, ha sembrado un grano de luz para la eternidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

After getting more than 10000 visitors/day to my website I thought your muertosenflor.blogspot.com website also need unstoppable flow of traffic...

Use this BRAND NEW software and get all the traffic for your website you will ever need ...

= = > > http://get-massive-autopilot-traffic.com

In testing phase it generated 867,981 visitors and $540,340.

Then another $86,299.13 in 90 days to be exact. That's $958.88 a
day!!

And all it took was 10 minutes to set up and run.

But how does it work??

You just configure the system, click the mouse button a few
times, activate the software, copy and paste a few links and
you're done!!

Click the link BELOW as you're about to witness a software that
could be a MAJOR turning point to your success.

= = > > http://get-massive-autopilot-traffic.com